Por
Gabriel Ganon*
*Defensor
General de la Provincia
de
Santa Fe y profesor de Criminología en la UNR.
El principal desafío sino el único asumido desde
el espacio Justicia Legítima sea, el de poner en jaque por primera vez en la
historia institucional argentina, el orden, la taxonomía, el lenguaje y la
lógica clasificatoria de su Poder Judicial. Siguiendo a Derrida podría decir
que desde Justicia Legítima buscamos ni más ni menos, que empezar a hablar de
algunos temas o sobre aquellas cosas, palabras, acciones en las que se centra
la inescindible relación entre el Derecho, la Justicia y Legitimidad.
En otras palabras debatir ¿Si es posible la
elaboración de un discurso/criterio justo sobre la justicia que contenga al
derecho y lo haga “respetable” legítimo? ¿Si es posible seguir pensando al
derecho sin comunicación con sus destinatarios? Mientras discutimos,
escribimos, pensamos veo que no somos pocos los que creemos que no existen una
contradicción esencial entre República, Justicia, Legitimidad y Derecho. Sin
embargo, hay que decirlo con claridad, las formas del derecho aplicable y
aplicado han perdido tanta autoridad como respeto, fruto de las grandes
transformaciones económicas, sociales y culturales que comenzaron con el final
en palabras de Eric Hoshbawn, de la edad de oro.
A pesar de todo, algunos sectores no dejan de
cuestionar el ingreso en la agenda pública de la necesidad de la
democratización de la justicia. Lo cierto es que cada día con más intensidad
cada vez que el derecho se aplica en distintos lugares del país, el caso Marita
Verón es su más paradigmático ejemplo o más cerca nuestro el caso de Walter
Cáceres o Mercedes Delgado, el derecho deja sin respuesta ni explicación
haciendo aparecer el sufrimiento de aquellos que sufren. Mejor aún, aparece el
sufrimiento de aquellos que son siempre “dichos” y por ser “dichos” por la
legalidad, se los hace sufrir a partir de la ausencia de reglas y criterios
únicos que permitan distinguir de una vez y para siempre entre lo que es
derecho y lo que es justicia.
La discusión y el debate es intentar juzgar
aquello que permite juzgar o mejor aún aquello que permite el juicio para poder
determinar ¿qué es la fuerza justa o la fuerza no violenta/legítima? Responder
a esta pregunta no es más ni menos que efectuar cuestionamientos sobre los
fundamentos del derecho que diariamente se aplica. Este cuestionamiento que
realizamos sobre las bases y sobre los fundamentos del derecho.
En esa búsqueda nos hemos comprometido porque no
queremos quedarnos encerrados en una discusión coyuntural, teórica o académica.
Pensamos, como Stanley Fish que para intentar cambiar las cosas hay que
intervenir con compromiso no solo profesionalmente sino también políticamente,
porque lo que hoy falta es Legitimidad para la Justicia. Las leyes
no son justas porque son leyes. Las leyes como decía Montaigne se obedecen no
porque son justas sino porque ante todo tienen consenso/autoridad/legitimidad y
por eso son reconocidas como justas.
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